El precio de los sueños.

Estás aquí, de cara a lo que querías,

de frente a lo que tu corazón anhelaba,

en lo que al pensar tu corazón explotaba,

y te detienes,

volteas y miras a todos los que se quedaron con una parte de tu corazón detrás de la puerta de la sala de espera,

se te inundan los ojos de lagrimas,

y con cada paso que das estás más lejos de los que amas,

te das cuenta que no todo es tan mágico como lo imaginabas,

la vida te muestra que para alcanzar el cielo es necesario tocar el suelo,

llorar hasta no poder más,

pero es momento de seguir sin un abrazo,

porque quienes te los dan están a cientos de kilometros de distancia,

entonces tienes que llenarte de valentía,

porque no tienes otra opción,

porque es momento de ser gigante,

es momento de aplicar todas las clases que te había dado la vida acerca de la fuerza,

aunque llegue la soledad,

y es que ella si te abraza con una puta fuerza que a veces sientes que no te va a soltar,

y aunque el mundo y todo se ponga en tu contra,

sigues,

tú siempre sigues,

porque no se vale rendirse,

no te puedes detener,

porque aunque te duela el alma jamás pierdes las ganas,

por el contrario aprendes,

de cada golpe, de cada caída, de cada estrellón.

Un suspiro, te secas las lagrimas y sonríes,

porque no se vale dejar de sonreír,

de la mano de Dios y la vida,

convencida de que eres luz

caminas derechito hacia tus sueños,

aunque cumplirlos te cueste dejar en otro lugar tu corazón.

Con amor,

Un conejo escritor.

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